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¿En qué momento una startup se convierte en una pyme?

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Tres elementos caracterizan a una startup de éxito: un producto o servicio innovador que responde a una necesidad de mercado concreta, una financiación sólida para un rápido desarrollo y un crecimiento exponencial. Una vez lanzadas, estas jóvenes empresas tienen todo el interés del mundo en desarrollar su modelo económico, renovarse y convertirse en escalables para consolidarse.

Para crecer en España y en el extranjero, un buen número de ellas desean conseguir fondos para mejorar sus soluciones, contratar a más personal y fortalecer su equipo comercial. ¿Contratación rima con expansión? ¿Y si, encaminarse hacia un modelo pyme era una nueva manera de crecer para las startups?

El modelo startup se define por la presión comercial y financiera. El volumen de negocio debe de ser su prioridad y sus energías deben movilizarse sobre todo alrededor de sus productos antes que a estructurar su organización. La empresa se cimenta también en sus recursos tecnológicos para asegurar la estabilidad de su producto, en sus recursos comerciales para vender y en su servicio al cliente para favorecer la satisfacción y la fidelización de los mismos. ¿Cómo seguir avanzando cuando la cifra de ventas pasa de 0 a 8 millones de euros en cinco años? Apostar por entrar en el mercado internacional y conseguir como clientes a las grandes cuentas se convierte en algo indispensable. Aún si una recaudación de fondos para reclutar más comerciales puede ser necesaria para acelerar el proceso de desarrollo, los inversores podrían mostrar cierta cautela aunque nos refiramos a una startup de alto potencial de crecimiento. La razón es simple: a pesar de una clara progresión, el incremento del volumen de negocio no pasa obligatoriamente por una desmultiplicación de los recursos humanos.

Los fondos de inversión apuestan por la escalabilidad. Para atraerlos, la solución no es tanto construir una fuerza de ventas amplia sino en optimizarla, lo que pasa inevitablemente por lo digital, porque sí, hoy en día, algunas empresas todavía tienen que hacer su transformación digital. Esta, destinada a optimizar los costes, exige una estructura todavía ausente en las startups, en las cuales los equipos trabajan en silos, cada uno organizando su actividad y sus tareas según sus necesidades y estableciendo sus propios procesos, que no necesariamente promueven una buena comunicación entre los diferentes polos.

Si las startups contratan personal sin plantearse la cuestión de la organización vertical, esta aparecerá más tarde en la edad de la madurez, periodo en el cual el modelo startup llega a sus límites y donde el crecimiento estable parece mucho más atractivo. Es necesario entonces mezclar la cifra de ventas con la estructuración de la empresa para asegurar un crecimiento rentable

Para seguir siendo competitivos y seguir creciendo y después de triunfar a nivel internacional, las startups deben redefinir su estrategia. Esto pasa por una fase de transformación para alcanzar un crecimiento rentable. ¿Cómo reestructurar completamente una empresa? Dos elementos deben primar en este proceso de transformación: dejarse aconsejar por un experto externo a la startup y no dudar en modificar el modelo de negocio.

Concretamente, para tener la mejor oferta del mercado, es necesario disponer de la mejor tecnología al mejor precio, y fácilmente accesible para el cliente. La organización de la pyme debe enfocarse en la máxima comercial de “el cliente primero”, esquema clave de una reestructuración que busca facilitar la comunicación entre los servicios y también gestionar la experiencia del cliente en su conjunto, del desarrollo de producto al marketing y del comercio electrónico al servicio al cliente. Aquí es donde realmente se produce la transformación de startup en pyme: en la implementación de procesos que transforman un modelo desorganizado centrado en las ventas en una organización industrial escalable. La contratación de personal se convierte en una herramienta secundaria para favorecer el crecimiento: una organización optimizada permite multiplicar por dos o tres la facturación mientras se estabilizan los gastos.

Si una empresa tiene mucho que ganar al cambiar su estatus para crecer de una manera más sostenible y ganar estabilidad y eficiencia, esta mutación afecta al 100% de los empleados y servicios de la compañía.

Esto requiere de una comunicación cuidadosa con los distintos equipos que la componen. Dado que el cambio genera estrés, el apoyo de RR.HH. es fundamental para aportar explicaciones sobre lo que se ha hecho, lo que se está haciendo y por qué: depende de la Dirección tener ambiciones claras y compartirlas; y de los gerentes dar perspectivas a sus colaboradores, y guiar a aquellos que tienen dificultades para adaptarse a los cambios.

La transformación de una empresa, el paso de ser una startup a convertirse en una pyme, es un proyecto importante que requiere de una planificación y organización previa. Este cambio implica una revisión exhaustiva de cada proceso que se ha implementado para construir una base sólida, lograr un crecimiento rentable, exportar al exterior y ofrecer a los clientes un mejor servicio. El éxito no se basa en resultados rápidos, sino en la continuidad del esfuerzo, la sostenibilidad y la capacidad de renovarse.

Fuente: FRÉDERIC SALLES – ElEconomista