A escasos meses de la aprobación de la nueva directiva europea de protección de datos, es un buen momento para que las empresas analicen si están preparadas para cumplir con las nuevas exigencias que recogerá el nuevo reglamento.
Nos encontramos en un entorno global cuya magnitud se vuelve abstracta y difusa. La cantidad de datos almacenados en la nube y su vulnerabilidad hacen que los reguladores estén trabajando en la llegada de una nueva directiva que vele por la seguridad, privacidad y buen uso de dicha información.